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Otro de esos edificios que no visitamos durante el resto del año y que pueden verse el Día del Patrimonio es
un inusual templo: la tercera iglesia de Cristo Científico.
Está ubicada en pleno
barrio Cordón, en la esquina de la peatonal
Emilio Frugoni y Guayabo, en una zona que parece más propia del "Túnel del Tiempo", pues está enmarcada por la Universidad de la República, la Biblioteca Nacional y el Instituto Alfredo Vázquez Acevedo, todos ellos símbolos de otro Uruguay y otro nivel cultural.
Llegará el día en que la marejada de la decadencia pase finalmente por encima de todo esto.
Me gustaría pensar de otra manera, pero la evidencia es clara: el centro y el barrio Cordón van camino de tugurizarse y convertirse en "tierra de nadie".
Graffitis burdos, carteles políticos y afiches pegados con engrudo son el adorno ideal para estos tiempos, en una zona que supo ser dinámica, amable y muy vistosa.
Pero volvamos a lo que motiva este post.
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El templo de Ciencia Cristiana es obra del arquitecto
Luis Crespi. Levantado en la década del '20 del siglo pasado, fue denominado "Immanuel Church" por sus constructores.
Poca duda cabe que el estilo que la inspira es el reinante en la Inglaterra de la época.
Una escalera de mármol permite el acceso al edificio, dando paso a una planta de
estilo gótico plateresco. Pero la gran sorpresa está adentro:
los vitrales.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiM-mO1vjOuegKC6n-Pg6VQkmIeh8Xg_KuXiRMM-uZ0QzZdzA9OEvHlOCg5iuwS00UmqT-OrEufPzkIo943VNoyAV5nf22x4_03W-N-592_WYryAM0l_V-1cHGCPIU9wNEMuNOwpFWkrQ/s280/100_3062.jpg)
Algunos de ellos son originales del edificio. Están firmados por un artista alemán:
Jörg Zettler, de Munich. Lucen textos en inglés.
Otros son creación de un artista uruguayo,
Walter Di Brana, quien los realizó en la década del '80 y basó su idea en "El pastor y sus ovejas", temática que simboliza a Jesús y sus fieles.
Debo decir que, por muchos vitrales que haya visto en mi vida, se trata de un arte que nunca dejará de maravillarme. Tiene algo que no puede transmitirse con otras técnicas. Probablemente se trate de la intrusión de la luz en ambientes que son más propios de la penumbra y el recogimiento.
No sé qué opinan ustedes.
Los dejo con más fotos y una mención especial a lo agradable que fue la visita: los anfitriones eran gente muy amable y, además, una organista con talento amenizaba el ambiente.
No soy feligrés de ninguna iglesia, ya lo saben. Pero un edificio hermoso es un edificio hermoso.