¡MUCHAS FELICIDADES!
Un león alado, a la entrada del Hotel Argentino:
El vitraux del mismo hotel:
Una rosa en el pavimento del antiguo hotel:
Símbolos templarios en la vereda del antiguo hotel:
La Fuente de Venus, símbolo de la época de comienzo de la tarea alquímica:
La luz se cuela a través de una ventana del Castillo Piria:
Una vista "añejada" del Castillo Piria desde el camino:
Vamos, fíjense bien, hay que ser detallistas.
¿Ya está?
Ultima oportunidad...miren bien.
Bueno, basta.
¿Va a tener un buen año la señorita? ¡Nooooo!
¿Por qué? Porque no puso un anillo de oro dentro de la copa a la hora del brindis.
Ahhh, ¿ven cómo hay que estar alerta?
Bueno, para que la barra de EL AREA 51 tenga un muy buen 2008, les detallo algunas de las cábalas de año nuevo que, según dicen, dan resultado:
Elijan de antemano, prepárense con anticipación.
No sea cosa que por andar corriendo con la valija y tragando las doce uvas, se tropiecen con el balde o la escoba y terminen incendiando la casa con las velas.
Tampoco vale la excusa de que quieren ver la ropa interior de la vecina para recomendarle una cábala, ¿eh?
Como muchas de las cosas buenas de la vida, fue idea de un pelado con barba: el señor Georges Nagelmaker, que aquí lo vemos:
Este mapa nos muestra los diversos recorridos que el Orient Express ha hecho a lo largo de su historia:
Y tan renombrado fue que hasta Agatha Christie le dedicó una de sus novelas, probablemente la más famosa:
En esta foto de época, dos beldades se despiden dejando a un pobre gil en el andén (que debe ser el que pagó los pasajes, por supuesto):
Aquí vemos vagones originales...
...y locomotora original:
Por supuesto, las dos guerras mundiales impidieron la continuación del servicio regular, pero en ambos casos resurgió pese a las dificultades.
Lo que dio el mazazo casi definitivo al Orient Express fue, acaso, la modernidad. Ya en 1962 recortó sus servicios e itinerarios, aunque dos veces a la semana llegaba a Estambul. Pero ese destino dejaría de ser cubierto en 1977.
Actualmente, es posible realizar diversos itinerarios en un tren del mismo nombre, restaurado a partir de materiales originales. Puede irse en él de París a Viena, de París a Budapest, de Calais a Venecia o, si se prefiere, el que yo elegiría: de Venecia a París en un tour que los organizadores llamaron "Tras las huellas de Casanova":
¿Qué tal empezar tomando algo "espirituoso" en el bar del tren?
Y si nos da apetito, pues vamos al vagón comedor...
...que también está muy bonito......y usa algunos elementos originales en el servicio:
Y después nos vamos al vagón de fumadores, a disfrutar algún cigarro o un cognac (o un cigarro y un cognac)
O nos sentamos a mirar el paisaje y charlar con algún pasajero...
"¿La rubia? ¿Qué rubia? Ah, esa rubia...no, no sé quién es.
No, mi amor, no es lo que parece, no te pongas así, lo que pasa es que la señorita me dio conversación y yo soy un caballero, ya sabés que no iba a dejarla con la palabra en la boca."
(Acusaciones injustas: la historia de mi vida...)
Bueno, soñar no cuesta nada.
Cuando el niño cantor (o la niña cantora) saquen las bolillas en el sorteo, voy a estar como siempre: distraído. Y ya me veo buscando seis o siete papelitos que indican que tenemos tal o cual participación en algún número. Que por supuesto no va a ser el que salió, claro.
Al día siguiente, la tele me informará que el número premiado se vendió en Cañada Carpincho, a 327 kilómetros de Montevideo.
Y yo tan campante.