![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2e1QaFtcEUJ7iBAeYiKUgdlCp53DfrXTYRwwMESRIsLsNBGAt8qRvQsY-uYze8s-UQa-mSiPO6t-by5Keyu5umD4k7HaBJ1_7uVnoBXispSITT9IP7m5OGi0-F5UTgP4kz_oCtQnKjlQ/s400/glowpowerplanthomer.jpg)
Hoy en día, todos sabemos que la radiación es extremadamente peligrosa, pero en tiempos en que los elementos radioactivos eran "novedad", esa noción no estaba tan extendida ni era tan comprendida.
Y por supuesto, muchos comerciantes hicieron dinero vendiendo todo tipo de productos basados en supuestas propiedades curativas de ingredientes que, al fin y al cabo, resultaban mortales.
Para las damas preocupadas por su cutis, existía la "
Tho-Radia":
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIf_BbIXNbfPfD6HflC-yLyXt5P3TQE886m7CQAuiAqtsf7EhquoKMnHbQj0EFn-vPmFDd2OY7W_R9wkeM25h2gqpsT4VZy4-nqWL_2yS8DQtfQqD8BT8kSq4okaFq02SbJJfL3C7ZIwk/s400/2105647600103691965S425x425Q85.jpg)
Se trataba de una crema facial francesa de los años '30, que prometía "embellecer y curar". El único problema es que
contenía torio y radio en su fórmula, lo cual resultaba a la larga en un cáncer de piel casi seguro para las usuarias.
Ya por entonces, los comerciantes mentían para vender: Alfred Curie nunca estuvo vinculado a la firma, pese a que el aviso lo menciona.
Sigamos con la pasta "
Doramad":
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoESyRxsjqzt2ZNtF0W3bKhaL7n281fLll0XMRbbN5L6F8ar8t1HPbvXHhxImM8sctlB80kdaDUIyRIjE2mT5PgE9YvrpBt7b6FbqXIFvv94NFXj40oKOSgLfPTzOE3BnepIPttgewbQY/s400/2125034840103691965S425x425Q85.jpg)
La "Doramad" era una pasta de dientes alemana, fabricada en los años de la Segunda Guerra Mundial. De acuerdo a su propaganda, se suponía que "
la radiación incrementa la resistencia de dientes y encías hacia los gérmenes".
Lo malo es que liquidaba al usuario junto a los gérmenes, ¿no?
Veamos otro producto: los
supositorios Vita Radium:
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg61bjQbiz20oFOUqklB621Qhri9fxazzSDFCLH4Qpe7hkzirLooA58btLDtedHxHPS5OTFTdExXIE8_Q5wXwvZ_Gzg8b-0lPJaqWVgRK3440dtSJkkZxtEZ2Vl3oWbfvyjcWn7FOb-bac/s400/2182359130103691965S425x425Q85.jpg)
Estos supositorios se anunciaban como
una panacea para los hombres que veían menguada su sexualidad. Fueron fabricados en USA y su fórmula se basaba en radio soluble, el cual era incorporado a manteca de cacao.
Prefiero no imaginar sus consecuencias.
Pasemos al siguiente,
agua radioactiva, nada más y nada menos:
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2OYX6X5S-5VsIpr1hdJEgzJi0ncZdvVEN86UyILpAI4KrYX40EczkriiC1PFrE7l4UeHFeC3vlYrwKLuMT2nsyevfCtov6BKgZ11rDrkJcSnPyxOPXOZU3prq7FC2l9vuzQUJiEyF8_s/s400/2235210390103691965S425x425Q85.jpg)
En realidad, era la vasija lo que era radioactiva, gracias a la incorporación de radón en la cerámica: fueron muy populares en los años '20 y se ofrecían como "
un camino natural hacia la salud" (aunque debían ser un camino natural al cementerio).
El próximo producto no es tan ajeno a nuestra experiencia:
relojes con agujas que brillan en la oscuridad:
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7L3XjfGG1zKquxwc7zRXmZBLEpGxeXKYyqHEyoa7dL08weWUm4Q8uS8xQKDGQb_XViSu4ZyPJdBDwmFAayjy7Ws98HuzG_7lvYDE7oXTxVk0jKRiC_7jLUOkBW5aavYYN3FV5nhhnnvs/s400/2329081860103691965S425x425Q85.jpg)
Actualmente se utilizan otros productos para darles luminiscencia, pero en las primeras décadas del siglo XX
era el radio lo que daba ese toque especial a la pintura (utilizada para agujas y números en el dial de ciertos relojes).
En este caso, las principales perjudicadas fueron las operarias que pintaban a mano el reloj (muchas veces, mojando con los labios el pincel para que mantuviera forma).
Sigamos con otra "genialidad" llamada "Radioendocrinator":
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfsp7Gpm4epHSwbeW5NT73OTwKo01SPRwwLCrblCCxLN_GrchIUpx-FxUZP6k-1Un0TGBLfDWPJ08bpQwheSbs0qXT_YHJbu2LQLPunlxatY6thD_k8mWHr8iYjrs5Jf6qouPdYXQIOmg/s400/2349924820103691965S425x425Q85.jpg)
Este producto era de por sí bastante disparatado (o sea que tenía muchas chances de vender bastante): consistía en hojas de papel al cual se le había incorporado radio.
¿Qué hacer con ellas? Muy sencillo: se debía colocar una bajo el escroto a la hora de dormir, todas las noches. Al poco tiempo, era de esperar que tuvieras un vigor sexual fabuloso (en el más allá, supongo).
El que sigue, es uno de mis favoritos: el chocolate con radio:
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-Z0WDQkctnmHmqXmnOGfGwUJoJIyTnLixfmcDbpEbv3hVV9Kgl5ZhBQwD8QBRT0UgJCUaj48ohGd2uAY_cXyOXADYQCuobkZr3dTVdprh7kkE2lUK_XA38u5OHokfeBvI6A50tScU94c/s400/2516637590103691965S425x425Q85.jpg)
Fabricado en Alemania entre 1931 y 1936, prometía "
un extraordinario sabor y poderes rejuvenecedores" (reíte de los Garotos).
El siguiente da mucho que pensar:
un kit radioactivo para niños:
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhef83DfVUcn4zn8pbA0nHgoQoCgKXCS7wI01q2p-aV_-XssAIw-3JZBvv0KzHt_vdnmyY6YRYhS3w0G3TrORScfXdk-lsjTlG5-7sCibOZij26z8vVA8ZmV6ZVgxGrkNdltnsf5n1KOdk/s400/2626287610103691965S425x425Q85.jpg)
Promocionado como un "Laboratorio de Energía Atómica", este kit para que jueguen los niños traía "
materiales radioactivos seguros", según su propaganda.
Se vendió en USA, desde los años '50 hasta los '70, como si nada.
(Ufa, mamá: el "Químico Precoz" que me regalaste cuando era chico no tenía uranio 238 ni nada parecido !!!).
Continuemos, ahora con un "tónico" fabuloso: el "Radhitor":
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnaSnujG6Lx5juYyDqc8J1Svm_OilWXFG1YbTGsrBggS0sVFRAau3IjJw82zqLXqFDsKdQGhtnxhG4lMEyoYlWb9cv8yreNOVCdzhUdpC_dY3VKHlGv1TFC1gOIwPOiSCnJ-JBGcwDFz4/s400/2695367120103691965S425x425Q85.jpg)
Esta botellita traía
media onza de agua radioactiva. Su más efectivo propagandista y consumidor fue un famoso golfista estadounidense de los años '20 (Eben Byers), que tomaba unas tres botellas al día.
El producto no mejoró su swing, pero lo mató en 1932.
Vamos a pasar a uno bien tétrico: preservativos Nutex:
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjY859ZXioXo-pVbWfc_2AqR43oJBrMpcw-4Ck2dB-8rZaTcY8rviVWMUnnN7uQR8pVORJxPfZnrZZeXrhN9Coh2MNR5oxopFjbi9dvfUBTC8lhQVQBexoMRWAQECPWV6iVjSbOu2Pl45w/s400/nutexback.jpg)
No me pregunten cómo, pero estos anormales
incorporaron radio al látex de los condones, pensando que cumpliría una doble función: espermicida y vigorizante de la sexualidad.
Me aterra pensar en el resultado.
("Pídalos por su nombre", decía la propaganda. Supongo que había que solicitarle al farmacéutico "algo para que se me caiga el pene").
Y había muchos más "productos vigorizantes", como se puede ver en las imágenes que siguen.
Hasta un "refresco atómico" francés (y después dicen que las bebidas cola son dañinas):
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBwMfJwSJMSrxurLFFgqoN4Ul2ZE2Hh5EEeRE9lKJk4u-8DgoXg8vBt9S5QJnQypggkEEeIRH-haswFs_glTp5ZSmos7c2QSJUSjo0oyr3JuSZKP8dLRRCmSZEAFo6cWosgdLKLmmTBK0/s400/radithor_ad3.jpg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgApMWZfb1JTB0CNfa3IepT7a1wzT_nQnedfemJeEYlSs2AyuxVr1lqJVa-4aSZvFJA5_VnHzU1wPZ1VV8xodSDhrLZNR0Rze3a4KfYFwogOp2yeZ6BZnm5BnjgA91Mfg1t6gSvFIgS8QQ/s400/radiumspa.jpg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMo97T_TjIM143ErPOC9WVro7wmrJd-UVL6bYFAyEWXEB-9q1KumH3pO5H5cH3dKIM28PcBGnjfu4gQDxSWId-TbZBlQEcAOFgaEYiNqY1bC7Q98JxIBdWJ5KYishcLQDFgiGHYff-9yU/s400/revigator.jpg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvZ1FDMqS48w6hfNAZ3eRUEFdKZhezTesDz5U3EsPMVg1kc8l42DnOAaDpL0UCv5xEmPwP6zm839XqCBk10vr76kg2U84GMrrPLh0W-Jw9kN3oCe3g6PMGgAztDRnhCARBt5Gq-VfiLIY/s400/zoe.jpg)
Por supuesto, también hubo algunos avispados que aprovecharon "la moda radioactiva".
Uno de ellos fabricaba "almohadillas radioactivas", destinadas a ser apoyadas en aquellas zonas del cuerpo donde se padecían dolencias: lamentablemente para él, las autoridades descubrieron que sus almohadillas estaban rellenas de tierra común no radioactiva y le metieron preso.
Mientras tanto, los productos verdaderamente peligrosos continuaron vendiéndose como pan caliente. Hasta que se notaron las consecuencias, claro.