lunes, 7 de mayo de 2012

EL GRITO...DEL REMATADOR



Días atrás se subastó en Nueva York, en la firma Sotheby's para ser más exactos, uno de los cuadros más representativos y conocidos de todos los tiempos. Me refiero a "El Grito", obra de Edward Munch.

Fue sacado a la venta por el empresario noruego Petter Olsen, cuyo padre fuera mecenas y amigo de Munch. Sobre una base de 40 millones de dólares, la expectativa acerca del valor que podía alcanzarse en la subasta era enorme. Y así fue que, entre una escultura de Giacometti y un cuadro de Magritte, surgió el lote número 20: "El Grito".

Honestamente, me hubiera gustado ver la agitación y las ofertas entrecruzadas. Dicen que la pelea por el cuadro duró doce minutos, que subió millón a millón y que llegó un punto donde pareció quedar trabada en 99 millones de dólares. Fue entonces cuando el subastador, viendo que muchos de los presentes y de los ausentes (pues se estaba ofertando por vía telefónica y cibernética) necesitaban hacer consultas, marcó un stand-by diciendo:

"Tenemos todo el tiempo del mundo"

Y la estrategia le dio resultado, porque finalmente se alcanzó un precio de 107 millones de dólares,  que trepa exactamente a 119.922.500 dólares cuando se agrega la comisión de la firma de subastas.

La cifra es un récord absoluto, para un cuadro vendido en una subasta. Le mató el punto, aunque no por mucho, a una obra de Picasso ("Desnudo, hojas verdes y busto") que se vendió en 2010 por 106,5 millones de dólares, en subasta de Christie's también en Nueva York.



Sin embargo, ni el Picasso ni el Munch se acercan a la mayor cifra pagada por una obra de arte en una negociación entre particulares. Fue la familia real de Qatar la que pagó 191 millones de euros en el año 2011 por una obra de Cezanne, "Los jugadores de cartas":



Todas estas cifras mueven a razonar, por paradójico que parezca, que la crisis económica está muy lejos de cesar. Sucede que en tiempos de turbulencia en las Bolsas y los mercados mundiales, hay dos refugios tradicionales para los inversores: el oro y las obras de arte.

Si pensamos que "El grito" es una obra de la cual Munch realizó cuatro versiones, podemos preguntarnos: ¿qué valor tendría la serie completa en manos de un solo propietario?
Y todo permite inferir que alguien más se ha formulado esa interrogante con ganas de hacerla realidad: en 1994 y en 2004 fueron robadas dos de las versiones (la de la Galería Nacional de Noruega y la de Museo Munch respectivamente), si bien luego serían recuperadas por las autoridades (la primera de ellas a los dos meses de robada y la otra recién pasados dos años del hurto).

Por el momento, nadie sabe quién o quiénes desembolsaron la bonita suma para ganar esta subasta.
Mientras la puja se mantuvo por debajo de los ochenta millones, fueron cinco los contendientes (aunque no se sabe su identidad). Por encima de esa cifra, alguno o algunos se retiraron. Y tras el impasse hecho por el rematador, parece que había tres competidores en carrera.

¿Quién triunfó? Misterio.

2 comentarios:

Mariolo dijo...

Me da "no se qué" leer o ver (vi esta info en un informativo) que se pague taaaanto dinero por un cuadro.
Por más magistral que sea, por más que me encante el arte todo, pero .....

Asi ta'l mundo, Botija

pelado1961 dijo...

Es que, para quienes compraron este cuadro, ya ni debe ser una obra de arte. Es una "cosa" que puede ser vendida por más dinero más adelante.
Y la obra va a desaparecer de lo público, va a marchar directo a una caja de seguridad (con lo cual, se pierde de la vista de la gente). No hay museo que pueda competir con estos inversores.

Bien dijiste, así ta'l mundo, Botija!!!!