sábado, 15 de marzo de 2008

ARTE - LEONORA CARRINGTON


Leonora Carrington nació en 1917 en el pueblo de Chorley, en Inglaterra. Manifestó tempranamente interés por el arte. Por ello ingresó en 1936 en la Academia Ozenfant de arte en Londres. Al año siguiente conoció a Max Ernst, pintor que la introdujo de lleno en el movimiento surrealista.

Se reencuentra con Ernst en París e inician una relación sentimental. Leonora se sumerge en el mundo de la vanguardia artística parisina. Conoce a Joan Miró, André Breton, Picasso y Dalí.

No sólo se manifiesta a través de la pintura, sino que comienza a escribir y publicar. En 1938 participa junto a Ernst en importantes exposiciones del surrealismo en París y Amsterdam. Para ese entonces, tanto ella como Ernst militaban en un movimiento intelectual antifascista, de carácter subterráneo: el Kunstler Bund.

Esto le cuesta a Max Ernst el arresto en 1939 y a Leonora una crisis nerviosa a causa de ello. Ya repuesta, huyó a España ante la arremetida nazi contra Francia. No sabiendo nada de Ernst, Leonora se desmorona psicológicamente otra vez, siendo internada en Santander en el pabellón de incurables del Hospital Psiquiátrico.



(La hoguera de Giordano Bruno - 1964)

Luego de estar recluída durante un año, logra escapar. Se las ingenia para llegar a Portugal, para ser más precisos a la embajada de México en ese país. Allí consigue ubicar a Renato Leduc, diplomático amigo de Picasso al que Leonora conoció en París.

Leduc le facilita los trámites, la ayuda a emigrar y posteriormente se casa con ella. Viajaron a México vía Nueva York, siendo en esta ciudad donde Leonora termina conociendo el destino de Max Ernst, al encontrárselo por casualidad (ya casado con Peggy Gugenheim).




(El templo de la palabra - 1954)

Leonora se decidió a empezar una nueva vida y le tomó el gusto a su nuevo país. Comenzó una gran amistad con Octavio Paz y Juan Soriano, con quienes trabajó en poesía. También conoció a Diego Rivera y Frida Khalo, de quien le gustaba mucho su pintura.

En el ambiente artístico de los emigrados estaba también la pintora Remedios Varo, que se convertiría en su mejor amiga de por vida. Es en su casa donde conoce a Chiki Weisz, un fotógrafo húngaro con quien se casa en 1946.



(Adieu Ammenotep - 1960)

La artritis que padece en la actualidad ya no le permite trabajar como quisiera, pero se anima a continuar creando de tanto en tanto. Le gusta definirse a sí misma como feminista en vez de surrealista, pero es inevitable que se la encasille dentro de ese movimiento.

Aún concede algunas entrevistas, pero no le agrada conocer gente nueva y lo manifiesta sin tapujos.


(Torre de Nagas - 1991)

Asegura que la fama mata las relaciones y convierte al ser humano en un "monstruo de consumo". Desde hace más de medio siglo vive en la misma casa, de la cual sale poco y preferentemente de a pie. Dice que eso le permite notar mejor las cosas y comenta de tanto en tanto con acidez la decadencia de la ciudad.


(La noche del 8 - 1987)

Preguntada sobre política, dice no comprender al hombre que busca el poder y descree de los políticos: "Tenía razón Lord Acton: todo poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente".

Contra lo que podría parecer común en una persona de 90 años, se mantiene plenamente informada de lo que sucede en el mundo. Pero es lapidaria en su juicio sobre el ser humano: “No tengo mucha esperanza en la especie humana. Este planeta está cada vez más sobrepoblado y el hombre lo depreda todo sin conciencia ni control".




(Cuando vimos a la hija del Minotauro - 1954)

La conclusión que sigue es lógica: afirma que prefiere los animales a los seres humanos, pues los considera más bellos y más inteligentes. Tuvo perros y gatos por mascotas, pero al morir los dos últimos (dos gatos siameses llamados Monsieur y Ramona) decidió que no tendría más.

Curiosamente, después de más de medio siglo en México, aún se encuentra más cómoda hablando en inglés con los reporteros. Y cuenta que con su esposo se comunicaban en francés, no en español. Respecto al matrimonio, su opinión es también tajante: "No creo en esa institución, sólo sirve para esclavizar a la mujer".

"Incluso los surrealistas - dice - nos veían como musas un poco alocadas, pero no nos tomaban en serio y, mayormente, eran machistas".

Y bueno, Leonora, hasta los genios son imperfectos...

2 comentarios:

love me... hate me dijo...

estoy impresionada q buen post!!!!
hoy descubri a esta gran artista y por azares del destino llegue a tu post! simplemente impresionante mujer!!

Anónimo dijo...

Leonora Carrington rostro de la verdad agua del lejano sueño pájaro de luz en la sombra poema arropado con la gracia de López Velarde y pregunta del color del canto de Amado Nervo

Efraim Espino
04/05-2009
Danmark