domingo, 24 de junio de 2007

NOCHE DE SAN JUAN 2

Esta fiesta solsticial es, como otras muchas, anterior al cristianismo; el antropólogo Caro Baroja, fija su antecedente más claro en las celebraciones de los druidas, el Belltane o bello fuego, que prendían hogueras coronadas por altas pértigas, después pasaban el ganado entre las llamas para preservarlo de las enfermedades; las reses estériles eran quemadas y sus cenizas se esparcían entre los nidales de los gallineros "¡para que pongan muchos huevos!". El fuego tenía una doble vertiente significativa: asegurar la provisión de luz solar para la vida humana y sus animales y, la otra, purificar o destruir las perniciosas influencias de brujas y demonios.
La Iglesia celebra estos actos desde el siglo IV; conmemora a Juan el Bautista, o el Precursor, día 24 de junio, fijado como el día de su nacimiento, aunque el dies natalis de los santos, para los hagiógrafos es el de su muerte. Según los Evangelios, era hijo de Zacarías e Isabel, prima de María, la Virgen. Refiere san Lucas que su padre había perdido el habla por dudar del embarazo de Isabel; empero cuando nació su vástago Juan, recuperó milagrosamente la voz, como así lo había anunciado un ángel. Henchido de alegría encendió hogueras por doquier para comunicar a vecinos y amigos la buena nueva. Poco o casi nada se conoce de la infancia de san Juan hasta que empezó a predicar, pudo ser hacia el año 27, se alimentaba de plantas silvestres y proclamaba el bautismo sin tregua; fue decapitado por Herodes. Las lumbres que anunciaron su nacimiento, fueron una ocasión ideal para que la institución eclesiástica, reciclase y condujera esta fiesta, pagana como ninguna otra.
Tomado de Benjamín Hernández Blázquez. Universidad Complutense de Madrid.

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