Por si quedaban dudas de que el cine yanqui está en crisis, Sandra Bullock puso su granito de arena.
Después de tantas películas de animación que supuestamente son para chicos pero sólo las entienden los adultos, después de saquear las series de los años '60 y '70, después de currar con todos los comics, después de pésimas películas de acción donde unos señores muy mayores son los héroes...¿qué más podía pasar? ESTO.
La idea de un/a protagonista que se mueve entre dos realidades sin poder controlar la situación es muuuuuuuuuy vieja en el cine, y muuuuuucho más en la literatura de ciencia-ficción. Pero si a eso le agregamos que esta película simplemente se queda en eso y no va para ninguna parte, el asunto se pone pesado.
A la hora de empezar a verla, ya uno tiene ganas de agarrar de las solapas al director y gritarle: "Desarrollá la historia, tarado!!!" Pero no, sigue y sigue y sigue en la misma. Sandrita se nos despierta un día con el marido vivo y al otro con el marido muerto y así y así y así y así...hasta el final. La película termina con un divague absoluto, totalmente fuera de tema. Como que había que poner algo antes de los títulos y entonces echaron mano de lo primero que se les ocurrió.
Patético.
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