A VER QUÉ TE DICEN DESPUÉS DE ESTO

Todo hombre ha pasado (o pasará indefectiblemente) por una situación como ésta.

Supongamos que ha reñido con su pareja por algún motivo (el motivo no importa: basta con recordar que usted siempre tiene la culpa).
En  medio de la pelea, su mujer saca a relucir alguna relación anterior a usted y empieza a enumerar taxativamente las virtudes reales o imaginarias de esa persona: que era lindo, que era galante, que era romántico, que bailaba bien, que tenía plata, que la trataba como una reina, etc., etc., etc.

Y suelen rematar el vademécum de bondades inventadas del tipo, con una frase del estilo:
"Ay, si yo me hubiera casado con Fulanito ahora estaría echada para atrás"

Frente a eso, yo sé que usted tiene ganas de contestarle:
"¿Vos te referis a Fulanito, tu primer novio? Mirá que sigue siendo muy lindo, tanto que está en pareja hace años con un mediocampista de Boston River, pero el tipo es terrible celoso"

O si no, ésta otra:
"Claro que estarías echada para atrás.....pero en un camastro. ¡Si el tipo se llevó un par de atorrantas a Milán y vive de esas infelices!"

Pero yo le sugiero que evite ese tipo de respuestas. Echarle napalm al fuego no ayuda mucho.
En vez de eso, pruebe con ésto: regálele una estrella con su nombre.

Aunque usted no lo crea, en materia de regalos bizarros los yanquis se anotaron otro punto.
Existe un sitio llamado International Star Registry (cuyo link es éste) donde ofrecen en venta la posibilidad de registrar una estrella con el nombre de la persona amada.

Según me explicó un amigo medio aficionado a la astronomía, no muchas estrellas tienen lo que llamaríamos "nombre propio", sino que la inmensa mayoría está registrada con una sigla o un número y punto.
Sorprendentemente, esa página web ofrece (desde 54 dólares en adelante) la posibilidad de registro con nombre, además de remitir al comprador un certificado con las coordenadas de la estrella, magnitud, constelación a la que pertenece, etc.

Digamos que como regalo original, es original.
Y además nos brinda la enorme satisfacción de contestar, la próxima vez que mencionen a ese sujeto (real o no):

"¡A ver cuándo te regaló ese gil una estrella con tu nombre!"