200 AÑOS DE LA OKTOBERFEST

Terminó en Alemania una Oktoberfest muy especial, porque se cumplieron 200 años de la primer edición.
Naturalmente, esto no significa que se hayan celebrado doscientas fiestas, porque hubo muchos años en los que la situación general (léase guerras, epidemias y crisis económicas) impidió que se llevara a cabo.

La primer Oktoberfest se celebró en 1810 para conmemorar el matrimonio de un príncipe de Baviera con una princesa de Sajonia. Y de ahí para adelante, aunque no hubiera esponsales, igual se reunieron y le dieron duro y parejo a la cerveza.

Un gran momento es la apertura del primer barril, que aquí vemos en la de este año:

Y después del primero abren el segundo, el tercero y un largo etcétera:

La fiesta suele reunir turistas de todo el mundo, además de gente local. Hay diversos desfiles, exhibición de carruajes antiguos, bandas y charangas de todo tipo, trajes típicos y mucha alegría a lo largo de la semana.

Previamente a la inaguración, suelen celebrarse apuestas para acertar cuántos golpes de maza serán necesarios para abrir el primer barril. Generalmente, ese privilegio corresponde al alcalde del momento.
Ustedes dirán que con un golpe sería suficiente, pero eso nunca se ha dado: el récord hasta ahora es de dos golpes de maza para poder abrirlo. E incluso hubo un año (1950) en el cual fueron necesarios diecinueve golpes para disfrutar de la primer cerveza (creo que el golpe número veinte se lo iban a dar al alcalde, si seguía demorando la cosa).

Abierto el barril, se disparan salvas de cañón y le sirven al presidente del land (algo así como la comarca) la primer jarra de a litro. Y recién después que el tipo se la toma, empieza la pachanga.

A la usanza alemana, se respetan mucho las tradiciones. De modo que son muy celebrados los desfiles de trajes de época y las bandas de música con instrumentos que, casi, casi, parecen dignos de "Les Luthiers"
(me parece que a Johan Sebastian Mastropiero le gustaría la Oktoberfest).

Otro evento muy esperado es el desfile de las tradicionales sociedades de tiro, con sus miembros ataviados en trajes típicos de Baviera (en lo que a mí respecta, un desfile de uniformados armados en Munich me haría salir corriendo, pero sobre gustos no hay nada escrito).

Vale la pena mencionar que, aunque se trata de una fiesta de corte tradicional, la Oktoberfest reúne mucha juventud.
Los babeantes filibusteros que visitan este blog sabrán apreciar la imagen que sigue:

Y más de cuatro irresponsables, degenerados y borrachines, terminarán por afirmar que en la siguiente foto se muestra algo así como la mujer ideal:

Como sea, creo que la Oktoberfest tiene cuerda para rato. Es una semana de jolgorio y distensión, que nunca viene mal.
Y ha sembrado émulos por todo el mundo, donde hay fiestas de este tipo (con el mismo u otros nombres).
Pero la original y verdadera es la de Munich.