jueves, 8 de marzo de 2012
EL HABITANTE MÁS FAMOSO DE DINGLE
Allá por el año 1984, nadie sabía dónde quedaba Dingle (Irlanda). Pero ese año, un visitante decidió afincarse en esa localidad costera y terminó revolucionando el lugar por completo, poniéndolo en el mapa como quien dice. Y generando ingresos por turismo para sus habitantes, por espacio de casi treinta años.
Hoy en día, es el habitante más famoso del lugar y es tan apreciado que hasta tiene una estatua en su honor. ¿De quién se trata? Pues de Fungie, un delfín.
El delfín, un macho "nariz de botella", apareció de improviso un buen día de otoño. Acompañaba a las barcas de pescadores. Esto siempre se considera de buen augurio, pero los pescadores trataron de echar al animal, temerosos de que se lastimase con las redes.
Sin embargo, Fungie (como lo bautizaron) no era ningún tonto: sabía eludir las redes y acompañaba a los barcos a la vuelta también, aventurándose dentro del puerto.
Pensaron que se marcharía, pero lo cierto es que el delfín se afincó en el lugar.
Se desconocen los motivos por los cuales el animal eligió Dingle en particular. Hay quien apunta que fue por amor, dado que tiempo antes de que Fungie llegara, se encontró un cadáver de otro delfín (hembra) en las playas cercanas. ¿Sería la compañera de Fungie?
El asunto es que lleva casi treinta años en Dingle. Está plenamente acostumbrado a los seres humanos: acompaña a los botes, suele nadar con la gente y se integra con los buceadores.
Con estos últimos parece tener predilección. En más de una ocasión les ha traído peces aún vivos y les ha alcanzado objetos que se les caen al fondo.
Curiosamente, nunca ha aceptado ser alimentado por humanos. No busca los peces que se le arrojen desde botes o que se le ofrezcan con la mano.
Hoy en día, es atracción de turistas y está representado en una estatua de la localidad:
El comportamiento de Fungie siempre ha sido inusual. En cierta ocasión, la televisión de Dublín se acercó a Dingle con cierto escepticismo de lo que estaba sucediendo.
El presentador del programa se zambulló, munido de equipo de buceo. Y quedó atónito cuando el delfín apareció, lo miró fijamente un largo rato y, acto seguido, se acercó y apoyó la cabeza en su regazo como haría un perro.
Por supuesto, no es una conducta normal en un animal que no ha sido criado por humanos. Pero dado que Fungie no acepta comer de lo que le dan las personas, es obvio que es un animal salvaje.
Que se comporta en forma más humana que los humanos, eso sí.
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2 comentarios:
La verdad que un genio Fungie.
Como vos decis al final, más humanos que muchos humanos.
Linda historia.
PD: Lo de mi sitio, que no te lleguen actualizaciones, quizás sea el cambio de plantilla que le hice, no se.
Saludos
Los delfines tienen algo especial que, evidentemente, aún no logramos entender.
Creo que tu sitio se está actualizando correctamente ahora.
Va un abrazo.
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