"Mi casa tiene alas y,a veces,
en la profundidad de la noche,canta"
Esas líneas pertenecen a Edward James, poeta inglés nacido en 1907. Y si bien están tomadas de uno de sus poemas, también se hallan hondamente afincadas en la realidad. Ya veremos por qué.
El buen Edward se interesó desde muy joven en el arte y, en particular, ofició de mecenas y patrocinador del movimiento surrealista, vinculándose con muchos de sus exponentes.
Sus biógrafos apuntan que "sirvió un breve tiempo en el cuerpo diplomático", pero no suelen explicitar las causas de esa brevedad.
Resulta ser que Edward estaba destacado en la misión diplomática inglesa en Roma. Y como a todo diplomático de su época, se le pidió que estuviera atento a cuaquier dato de índole militar que pudiera obtener.
Así lo hizo y un día recibió información de que los italianos planeaban botar tres destructores a la brevedad. Más rápido que un rayo, Edward envió un cable cifrado a Londres para informar, pero cometió un error en el código. De resultas de ello, el mensaje que llegó a Inglaterra decía que "los italianos planeaban botar trescientos destructores a la brevedad".
No puedo imaginar el revuelo que deben haber causado esos datos en la Armada inglesa, pero cuando el error se aclaró, Edward fue dado de baja en su recién estrenado cargo diplomático. Cosas de la vida.
En todo caso, fue mejor así. De esa forma, pudo concentrar sus energías en lo que de veras le interesaba: su poesía y el patrocinar a varios pintores surrealistas.
En particular, Edward se hizo amigo de Dalí y de Magritte. Sería este último quien lo plasmaría dos veces en sendas obras. Pero no piensen que fue en retratos comunes, sino propiamente en telas de índole surrealista.
La primera de ellas se titula "Reproducción prohibida":
Y la segunda es "El Principio del Placer. Retrato de Edward James":
Edward se casó en 1930 con "Tilly" Losch, una austríaca que bien podía haber sido su alma gemela, pues estaba interesada e involucrada en el mundo artístico tanto como él (la dama en cuestión era bailarina, coreógrafa, actriz y pintora).
Pero probablemente eran demasiado inquietos el uno para el otro, porque cuatro años después se estaban divorciando.
No fue lo que se dice una separación en buenos términos. Hubo demandas cruzadas y declaraciones fuertes. En todo caso, muy fuertes para la época.
Edward fue quien solicitó el divorcio acusando a su esposa de serle infiel, presentando pruebas que la vinculaban con un príncipe ruso que manejaba la cadena de Hoteles Hilton (ya ven que los líos de esa cadena no empezaron con la insípida Paris).
La cuestión es que Tilly se puso furiosa por haber sido espiada. Y contraatacó con artillería pesada: acusó a Edward de ser homosexual.
Si el juez esperaba que Edward negase la acusación, se equivocó por completo. En vez de eso, el poeta se limitó a decir que su esposa era una burra, porque él no era homosexual sino bisexual y ella debería saberlo mejor que nadie.
Las cosas claras, como quien dice.
Sigamos adelante.
Allá por los años '40, cuando Europa entró en el clímax de la guerra, Edward buscó paz y viajó a América. Primero anduvo por USA, frecuentando el ambiente artístico, lleno de exiliados europeos que huyeron del desastre.
Luego conoció México.
En Xilitla fue donde Edward se encontró con paisajes increíbles. Compró tierras y se dedicó a la plantación de orquídeas durante años. Hasta que un día llegaron inesperadas heladas que acabaron con su producción.
Lejos de amilanarse, el poeta buscó otro destino para el lugar. Y así fue como nació Las Pozas.
Se trata de una creación absolutamente original, que muestra alrededor de treinta y seis estructuras donde se reflejan tanto los gustos surrealistas del poeta como sus vastas lecturas esotéricas. Y dijo:
"Construí este santuario para que fuera habitado por mis ideas y mis quimeras"
Pavada de intención, entonces. Lo cierto es que si usted quisiera etiquetar esta obra o conjunto de obras, no creo que le resultara posible. A veces parece un cuadro de Escher llevado a la realidad, a veces parece un vestigio de civilizaciones antiguas y olvidadas.
Veamos algunas fotos:
Más allá de las fabulosas creaciones, hay un entorno natural que las hace aún más bellas. La zona posee piscinas naturales (pozas) y una vegetación exhuberante.
Todo ello es un marco impresionante para los símbolos que aparecen por todas partes: manos, serpientes, ojos, torreones, escaleras que van hacia el cielo o que descienden hacia las pozas y mucho, mucho más:
Edward James seguiría agrandando y embelleciendo este extraño Jardín del Edén surrealista hasta su muerte, acontecida en 1984.
El proceso que se realizaba era siempre el mismo. Comenzaba en la mente de nuestro amigo Edward, que dibujaba detallados bosquejos de sus ideas. Estos bosquejos eran interpretados y llevados a la práctica por un tallador local (José Aguilar) que los convertía en moldes de madera. Acto seguido, el arquitecto Carmelo Muñoz Camacho era el encargado de trasladar a cemento lo que Aguilar había moldeado. Y naturalmente, allí había mucho trabajo de albañiles, técnicos y obreros de toda clase.
Quien oficiaba de administrador del conjunto era un amigo de Edward, un indio yaqui de nombre Plutarco Gastelum. Se conocieron por casualidad en una oficina postal a fines de los '40 y, al principio, Plutarco ofició como guía e intérprete del inglés. Luego congeniaron, se hicieron amigos y en él fue que Edward depositó toda su confianza.
Plutarco se afincó en el lugar, se casó con una joven local y formó una numerosa familia. Y se convirtió en el encargado oficial de todo lo referido a "Las Pozas" mientras Edward vivió.
Seguramente le conoció muy bien, pero es probable que ni siquiera él pudiera desentrañar el significado último del conjunto arquitectónico de tan extraña factura.
Al fin y al cabo, ¿quién puede decir lo que hay en el alma de un ser humano?
7 comentarios:
Fascinante artículo y hermosas fotografías.
Me alegro que te haya gustado el post, Jorge.
Es un lugar que está en peligro de deterioro, y sería una pena perderlo por desidia.
Va un abrazo.
Impresionante la historia de este poeta, que no conozco.
Me encantó el jardín que fue haciendo. Medio alocado, si, pero muy lindo
Verdaderamente alocado, es cierto.
Pero si algo podía decir el hombre de su creación es que, seguramente, es original.
Va un abrazo!!
Conocí la historia de Edward James a través de la novela "El misterio de la orquídea calavera" de Elmer Mendoza. Me maravillé de la imaginación de Mendoza hasta que me di cuenta de que el surrealismo supera la realidad.
Fascinante historia
Me encanto el articulo!!!
y el lugar claro, recientemente fui y quede muy impresionada, ahora al leerlo a detalle y ver como era hace años... eh quedado mas impresionada. Es un lugar magnifico.. Es...su Edén
Un personaje que se atrevió a plasmar sin miedos sus sueños
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