SERAPHINE

Si el cine fuese una mujer, les diría que la dama en cuestión me está haciendo caídas de ojos para conquistarme de nuevo (porque andábamos medio distanciados).
Digo esto porque ya comenté por aquí una película que vi hace poco, que me pareció excelente.

Y ahora resulta que vi otro film más que merece ser destacado: me refiero a "Seraphine".

"Seraphine" es una película franco-belga que en realidad data del año 2008. Desconozco los motivos por los cuales recién ahora se exhibe en Montevideo (puede ser una reposición de un estreno que se me haya pasado por alto, pero no creo).
¿De qué trata? Pues simplemente de la biografía de Seraphine Louis, artista conocida como Seraphine de Senlis, pintora de estilo naif cuya foto vemos aquí:

¿Qué tuvo de extraordinario la vida de Seraphine Louis? Mucho.
Para empezar, carecía de la imagen que uno pueda tener de un artista.

Sin formación alguna como dibujante o pintora, Seraphine se ganaba la vida trabajando duramente como empleada doméstica en el pueblo de Senlis (Francia), en los albores del siglo XX.
El día se le iba limpiando, lavando y cocinando en varias casas de la localidad.

Por las noches, su vida era otra. Muy cerca de los trances místicos, se aislaba en su habitación y se dedicaba a pintar obras inspiradas en la Naturaleza.
Flores, frutas, árboles, adquirían una dimensión mágica en sus pinturas, realizadas con pigmentos que ella misma preparaba según secretas recetas caseras.

A nadie mostraba su trabajo, obra que, según ella, había comenzado  a plasmar a partir de las indicaciones de un ángel.
Y probablemente el mundo jamás hubiera conocido sus maravillosas pinturas, pero quiso el destino que en 1912 se produjera un hecho decisivo: la radicación en Senlis de Wilhelm Uhde, marchand y coleccionista de arte alemán.

Sería Uhde quien descubriría por pura casualidad el increíble talento natural de Seraphine, e intentaría ponerla en camino de desarrollarlo y plasmarlo mejor.
Pero en 1914 estalló la Primer Guerra Mundial y Uhde, como alemán en suelo francés, debería irse sin remedio (y casi a la carrera) de Senlis.

Lo cierto es que Seraphine sobreviviría a la guerra (y nunca estuvo tan bien empleada la palabra "sobrevivir").
Descuidada y mal alimentada, cada vez con más edad y menos trabajo, jamás había dejado de llevar a cabo su misión: su arte.

Contra todo pronóstico, Uhde vuelve a encontrarla en 1927, quedándose maravillado ante la evolución que había tenido la artista, totalmente sola y sin medios. Vuelve a ponerla bajo su cuidado y comienza a vender sus pinturas, que cada vez son mejores y más solicitadas.

Por primera vez en su vida, Seraphine conoce lo que es cierta holgura económica. Pero quiso el destino que la asociación entre la artista y su mecenas se interrumpiera nuevamente y, esta vez, en forma definitiva.
La Gran Depresión que siguió al crack de Wall Street en 1929, causó que las transacciones en el mercado artístico cayeran abruptamente. Uhde ya no pudo respaldarla y Seraphine comenzó a tornarse una persona mentalmente inestable.

La artista terminaría sus días en una institución mental, falleciendo según algunos en 1934 (aunque más probablemente en 1942).
Sus trabajos se exhiben en diversos museos en la actualidad.

Como verán, la historia se sale de lo común, entre otras cosas porque obliga a repensar el propio concepto de artista que uno pueda tener.
La película es excelente, la actuación de Yolande Moreau (quien compone a Seraphine) es muy convincente y también Ulrich Tukur (en el papel de Uhde) cumple su rol en forma destacada.

Sólo me queda recomendarla y desear fervientemente que Hollywood no haga su versión.