sábado, 14 de abril de 2012
ENTRE LOS MOSQUETEROS Y DON ALFREDO
Si algo se puede decir de la obra de Alejandro Dumas, es que suele ser entretenida y tener pasajes realmente originales. Por ejemplo, la forma en que los tres mosqueteros conocen al joven D'Artagnan.
D'Artagnan era un mozo impulsivo que deseaba convertirse en mosquetero y para ello acudió a la ciudad. Pero con tan mala fortuna que, sucesivamente, tiene un altercado con Athos, Porthos y Aramís, por separado. Como en esa época los incidentes se resolvían por medio de duelos, el asunto deriva en tres duelos programados uno tras otro, entre D'Artagnan y los tres mosqueteros.
¿Se imaginan a alguien batiéndose a duelo con tres contrincantes diferentes, en el mismo día, uno tras otro? Cosa de novelas, me dirán. Pero a veces la realidad imita y supera a la fantasía. Si no me creen, vamos a hablar de el duelo triple de Don Alfredo.
Alfredo Palacios fue, más que un político argentino, un personaje único. Abogado, político, profesor y rector universitario, creador de la materia Derecho del Trabajo y la Seguridad Social, escritor y, ante todo, un hombre de convicciones, veía la política en forma muy apasionada.
Allá por 1914, habló en forma muy dura contra el doctor Estanislao Zeballos. Y Zeballos, ofendido, le mandó sus padrinos. En teoría, Don Alfredo no debería haber aceptado batirse, pues los duelos estaban precisamente prohibidos en los estatutos del Partido Socialista (al cual pertenecía). Pero tenía un carácter bravo, de modo que aceptó el duelo y designó a dos amigos (Fermín Rodríguez y Mariano Beascochea) como padrinos.
Acto seguido, los cuatro padrinos de los dos duelistas se reunieron a puertas cerradas. Usualmente, la reunión era para fijar detalles: qué armas se usarían, dónde y cuándo sería el lance. Pero estos cuatro caballeros eran además criteriosos. Decidieron que el duelo debía suspenderse y que los ánimos debían enfriarse para resolver las cosas en buenos términos.
¡Para qué! Cuando Don Alfredo se enteró, se puso furioso con sus padrinos. Tanto, que resolvió retarlos a duelo a ellos también. El resultado fue un tanto caótico, pero indiscutible: se acordó que Don Alfredo se batiría a duelo tres veces en el mismo día. Primero con el doctor Zeballos, luego con Rodríguez y finalmente con Beascochea.
Los duelos se llevaron a cabo entonces, tal y como fueron programados. No hubo que lamentar heridos graves y, en particular, Don Alfredo salió ileso de los tres lances. Es de suponer que no quiso dañar a nadie, pues era un tirador experto y uno de los mejores esgrimistas de su época.
Y tan "calentón" como D'Artagnan, seguramente.
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2 comentarios:
jajaja, se calentó con sus propios padrinos don Alfredo, de novela.
Es que te digo, ya no se puede confiar ni en los padrinos de uno, jaja
Menos mal que eran amigos !!!
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