DE TIGRES Y CUENTOS CHINOS

La belleza que vemos en la foto de arriba es un Tigre del Sur de China, especie de tigre más pequeña que sus hermanos, que tenía su habitat natural en ese país asiático.
Y digo "tenía" porque hace varias décadas que no se ve un ejemplar salvaje en libertad (la foto está tomada en una reserva donde se trata con esmero a los pocos individuos que quedan).

Para peor, como todos saben, el tigre es un animal extremadamente sigiloso y bastante solitario, por lo cual es muy difícil localizarlos. Apenas si ha habido ciertos indicios cada tanto: en cierta ocasión se encontraron los restos de un oso negro semidevorado por un tigre; en otro caso fue un búfalo de agua el que sufrió similar suerte.

Por eso, los científicos, zoólogos y conservacionistas de todo el mundo se alegraron cuando se supo que un granjero chino había logrado tomar unas treinta fotos de un ejemplar en perfecto estado, al cual se cruzó camino a su poblado.

Aquí tienen una de las fotos:

El granjero, de nombre Zhou Zhenglong, fue objeto de la inmediata atención del mundo científico. Se le invitó a relatar su historia, se le mostraron los ejemplares de tigres en cautiverio existentes, se le exhibieron fotos de otros y, en fin, se intentó ubicar sin éxito el tigre que captó en su cámara:

De todas formas, como había mucho interés en localizar a esta especie de tigre, el Departamento Provincial de Bosques ofrecía una recompensa equivalente a 2.900 dólares a quien diera pistas sobre algún ejemplar.

El granjero cobró esta suma y recibió, además, una serie de distinciones por su colaboración:

Pero luego surgió un pequeño problemita: cuando las fotos del tigre comenzaron a circular por Internet, unos fabricantes de posters le encontraron "cara conocida" al animal.

Las autoridades terminaron por descubrir que el granjero había utilizado uno de estos posters (como el que se ve en la foto inferior) para inventarse "un tigre a la medida" y cobrar la recompensa:

Como resultado, el granjero debió devolver la recompensa, fue multado en 290 dólares y además marchó a prisión.

Los "cuentos chinos" no terminan bien.