Marc Chagall nace en Vitebks (en la actual Bielorrusia) el 7 de Julio de 1887, en el seno de una modesta y numerosa familia judía.
Tras un breve aprendizaje con el maestro Jehuda Pen y una estancia en San Petersburgo en la escuela Svantseva, Chagall recibe una beca de estudios de un mecenas, con la posibilidad de viajar a París.
Corre el año 1910. En el París de principios de siglo dos corrientes destacan por su singularidad, el fauvismo y el cubismo. Chagall no se adhiere a ninguna de estas tendencias, aunque su obra en esta etapa se ve influenciada por ambas. Ya en la ciudad de la luz se instala en un pequeño estudio de la Ruche y entabla amistad con lo más florido de la bohemia parisina: Cendrars, Apollinaire, Modigliani, Delaunay.
Los cuadros de este periodo rebosan de recuerdos, su tan añorada niñez cobra un protagonismo absoluto. Como el mismo Chagall reconoce, la infancia es un río en el que le gusta sumergirse, y al hacerlo nos descubre un universo mágico lleno de isbas, lámparas de petróleo, vacas, samovares, velas y violinistas como su tío Neuch que aparece en muchos de sus cuadros; otrora elementos reales y cercanos, y ahora personajes de sus coloridos cuentos.
Volvería luego a su tierra natal y se casaría en 1915. Pero Rusia estaba sacudida por tiempos turbulentos: a la Revolución le sucedería la Guerra Civil.
En principio, Chagall sintonizaría bien con la frescura revolucionaria, colaborando a dar impulso a las artes, incluso fundando la Academia de Bellas Artes.
Pero la llegada al poder de Stalin marcaría el fin de muchas libertades en el régimen soviético, incluída la libertad creativa.
Un Chagall desilusionado abandonaría definitivamente Rusia en 1922, pasando fugazmente por Berlín para luego instalarse una vez más en París. Allí se está gestando también una revolución, pero de orden artístico: el surrealismo.
Desde París, Chagall emprenderá numerosos viajes, de los que traerá no sólo un acervo cultural en su mente, sino también un dejo de preocupación por las situaciones sociales.
Es el comienzo de un cambio en su temática, que se vería acrecentado por la guerra, el exilio en Nueva York y la muerte de su esposa Bella, durísimo golpe para el artista.
Los años '50 marcarían un renacimiento para su obra. Volvería a Francia para organizar una enorme muestra retrospectiva, seguida de otras por toda Europa, despertando un justo reconocimiento y obteniendo merecidos premios.
Experimentaría en otras disciplinas: escultura, cerámica e incluso la realización de vitraux.
Moriría en 1985.
Veamos algunas obras:
"Yo y el pueblo":
"El gran desfile" (1979-80):
"Carruaje volador" (1913):
"El ángel caído" (1923):
"Crucifixión blanca" (1938):
"El ganadero" (1912):
"Música" (1962-63):
"Danza" (1962-63):
"Madonna del pueblo" (1938-42):
"Las tres velas" (1938-40):
"La cuchara de leche" (1912):
"El soldado bebe"
"El malabarista" (1942):
"El violinista" (1912-13):
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