Se la conoce simplemente como: la casa del águila.
Y es que lo primero que destaca en ella es un águila que corona su fachada.
Nada del otro mundo en un Montevideo que, en otros tiempos, supo de mansiones señoriales en muchos de sus barrios. Construcciones que, en muchas ocasiones, eran representativas de los gustos de una floreciente burguesía local.
Pero el origen de ésta es un poco distinto: fue construída como cuartel de campo durante la dictadura del general Máximo Santos. Supo pertenecer al general Esteban Pollo.
La mansión se llamaba "Villa Justina" como aún puede apreciarse en medio del deterioro actual.
Es que, aparentemente, ha estado deshabitada desde bastante tiempo atrás. La gente del barrio cuenta que, debido a problemas sucesorios, serían muchas las personas que reclaman tener derechos sobre la propiedad, sin que la justicia haya laudado en medio de tantos pleitos.
Pero no es ese el rumor más jugoso que pesa sobre la mansión, sino otro de muy diversa índole:
Se afirma que en las noches de tormenta violenta, el águila cobra vida y vuela alrededor de la mansión, entre espantosos chillidos del animal y aullidos que parecen provenir de seres humanos atormentados.
Los vecinos de la zona ya ni se molestan en llamar a la policía. Cuentan que, en cierta ocasión en que se quejaron, la comisaría despachó un par de agentes munidos de linternas, decididos a sorprender en plena faena a los supuestos bromistas responsables de todo.
Pero el resultado no fue tan obvio como supusieron los uniformados. Al ingresar al predio, quedaron estupefactos al levantar la vista y observar una gigantesca criatura de pesadilla revoloteando por el lugar, en medio de gritos espantosos y la caída de escombros que casi les impactan.
Ni cortos ni perezosos, los policías se pusieron a resguardo y contemplaron asombrados el demencial espectáculo. Al día siguiente, habrían elaborado de común acuerdo un informe de lo más prosaico, sin poner en él nada que les trajera problemas (o que les expusiera a un obligado examen siquiátrico).
Y la leyenda urbana continúa lo más campante.
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