Quienes hayan visto la película "Exterminio" puede que piensen que se trata de una imagen tomada de ese film. Pero no.
Esto es estrictamente real: es una foto de la zona cercana a Chernobyl.
En la tarde del 25 de abril de 1986, el equipo del reactor de Chernobyl, situado en Ucrania (por entonces parte de la URSS), se preparaba para efectuar una prueba sobre el mismo. Dicha prueba les permitiría saber por cuánto tiempo las turbinas continuarían funcionando ante un corte del suministro de poder.
Era una prueba delicada, pero que ya se había realizado antes. Como parte del test, desactivaron algunos mecanismos de seguridad, incluídos los de apagado automático.
Alrededor de la una de la madrugada del 26 de abril, comenzó a gotear el flujo de agua refrigerante y se comenzó a incrementar la potencia. A la 1:23 am, un operador puso el reactor en su punto más bajo y allí fue cuando se vieron las consecuencias de una serie de errores en cadena, sumados a una mala tecnología.
Se produjo una súbita oleada de poder, que gatilló una enorme explosión, la cual redujo a añicos la cobertura superior del recipiente del material nuclear. Acto seguido, algunas de las 211 varillas de control se fundieron y se produjo una segunda explosión (sobre cuya causa aún no se han puesto de acuerdo los científicos, a 22 años del hecho).
Múltiples fragmentos de material radioactivo fueron lanzados y comenzaron a incendiarse los bloques de grafito que eran parte del material aislante. En este punto, ya el desastre era irreversible.
Una vez que el grafito comienza a arder, es casi imposible extinguir el fuego. Tomó nueve días el hacerlo, arrojando por medio de helicópteros unas 5.000 toneladas de arena, dolomita y otros materiales. La mayoría de los pilotos murió debido a la intensa radiación. Durante esos nueve días, el grafito ardiente fue lanzando hacia la atmósfera enormes cantidades de radiación, que llegaría incluso a lugares tan distantes de Chernobyl como Suecia.
Hoy en día, quien vaya munido de permisos especiales, puede visitar el lugar por tiempo breve y tomando ciertas precauciones.
Así lo hizo Elena, joven ucraniana hija de un físico nuclear, que utilizó su moto para hacer una recorrida ilustrativa. Suyas son las imágenes que acompañan este post.
Lo que vemos a continuación es el primero de los puestos de control que deberá atravesar el visitante. Son en total unas dos docenas y en todos ellos se medirá su nivel de radiación, así como el de su vehículo:
Aquí vemos los restos de una vivienda rural afectada. Al ser las casas mayoritariamente de madera en la zona, el peligro se acentúa: la madera absorbe la radiación como si fuera una esponja. El cartel en el árbol informa que no se debe ingresar a la vivienda bajo ningún concepto.
La imagen que sigue muestra toda una serie de vehículos y equipamiento abandonados. La mayoría fueron usados como medio de transporte para que llegaran hasta la zona los trabajadores encargados de la limpieza primaria y las tareas esenciales. Tan sólo durante el primer año trabajaron alrededor de 650.000 personas, muchos de ellos reclutas militares. Y alrededor de 10.000 murieron en el curso de ese año.
También por vía fluvial se transportó gente, material y equipos. Mudo testigo es este "puerto muerto", donde aún se ven embarcaciones abandonadas, en pesadillesca imagen más propia de una película de ciencia ficción:
Los bomberos de esta estación cercana jamás volvieron a su base. La mayoría pensó que eran llamados a combatir un incendio normal, cuando en realidad se trataba de una catástrofe para la cual nunca habían sido entrenados ni contaban con equipo que los protegiera debidamente:
Quienes sí prosperaron en los años posteriores al accidente fueron los animales que allí quedaron. Por supuesto, están expuestos a un daño severo, e incluso se han recibido informes sobre mutaciones extrañas (sobre las cuales los científicos se muestran escépticos, como lo hacen con todo lo que los supera).
Pero no es raro que los vigilantes informen sobre la presencia de lobos, ardillas y hasta caballos salvajes.
Permanecer al aire libre es relativamente seguro, dentro de ciertos límites. Lo que podría resultar severamente dañino es el ingresar a las viviendas, pues en ellas se ha concentrado la radioactividad.
En las dos imágenes siguientes se ve la planta nuclear de Chernobyl, desde el punto más cercano al cual Elena se animó a llegar. Como ella misma escribió: "mi curiosidad no dio para más".
Cuentan que algunos años atrás se intentó sacar provecho del desastre. Algunos inescrupulosos organizaron "tours" turísticos de dos horas de duración. Fueron un fracaso.
Si bien la gente se anotaba en buenas cantidades, al llegar al lugar no soportaba el escalofriante silencio reinante y la desolación, solicitando volver a los quince minutos de arribar.
Hemos arribado ahora a la población que se conoce como "Pueblo fantasma", situada a 4 kilómetros al norte del reactor. Esta localidad se había fundado en 1970 y a la fecha del desastre vivían en ella unas 48.000 personas. El nombre ucraniano de la ciudad es Pripiat.
Las personas fueron obligadas a evacuar la localidad sin llevar ninguna pertenencia. Tan sólo a los niños se les permitió portar un solo juguete. De la noche a la mañana, la gente perdió sus trabajos, sus viviendas, sus coches, sus enseres, su ropa, su dinero y su entramado social.
Ni siquiera se les permitió llevar sus propios documentos, los cuales serían posteriormente reemplazados. Atrás quedaron hasta sus fotos familiares. Mudos testigos de vidas que se vieron brutalmente alteradas:
Cuando amaneció el día de la catástrofe, desde este puente se tenía una vista privilegiada de la central nuclear con su cúpula destruída. Muchas personas acudieron a echar una mirada, sin darse cuenta de que la curiosidad los mataría: al ubicarse allí, estaban recibiendo enormes cantidades de letales Rayos X:
Muchas cosas sucedieron después del desastre. Todos los trabajadores que intervinieron en la prueba fueron enviados a prisión, como si ya no tuvieran decretado su castigo. En una medida de supina estupidez, el hombre que hizo un desesperado intento de contener la reacción en cadena, fue condenado a 14 años de prisión.....y murió a las tres semanas por la radiación.
Jamás se sabrá cuántas personas murieron a causa de este siniestro. Y es que probablemente el conteo de víctimas aún se prolongue por una generación más.
En cuanto al lugar de la devastación, se calcula que quizás podrá comenzar a repoblarse dentro de 600 años.
La única conclusión que puedo sacar de esta desgracia, es que quizá va siendo hora de que los científicos dejen de jugar con ciertas cosas. Cabe la posibilidad de que se les quemen los papeles.
Recomiendo enormemente visitar la página de Elena: http://www.kiddofspeed.com/chapter1.html
Encontrarán en ella una gran cantidad de imágenes y una detallada descripción de su viaje, así como de otros que ha hecho y los que proyecta. Y si les gustan las motos, Elena también nos cuenta algo sobre la suya.
La página está en inglés, redactada en lenguaje llano y fácil de entender. Vale la pena visitarla aunque estén muy olvidados del idioma, porque las imágenes hablan por sí solas.
6 comentarios:
Excelente entrada esta.
El tema de como quedo Chernobyl hoy en dia y quienes residen ahi siempre me cautivo mucho
Te agrege a los favoritos. Saludos
Bienvenido, amigo.
Por supuesto que tu blog está incluído en los links del mío.
Y sobre Chernobyl, lo más sorprendente es que (al menos en mi país) casi ninguna prensa hizo mención ni recordatorio del suceso.
Eso sí: no dan abasto para hablar de cualquier tema superficial.
Excelente post, me apasiona el tema
Me alegro que te haya gustado!!!
(Y bienvenido a este humilde blog)
Estupendo blog, la otra vez estaba viendo un documental en el cual comentan que existe el peligro de que lo que quedó del desastre vaya a provocar un nuevo altercado nuclear pues las paredes de lo que almacenaba el reactor están por colapsar y no hay dinero para contener eso, dicen que sería prácticamente imposible costearlo. La gente que sobrevivió tiene que vivir con cáncer de esto y con cáncer de esto otro todos los días restantes de su vida así como sus hijos y sus deformaciones con las que nacieron, se quieren ir pero no pueden $, triste realidad.
Algo de eso escuché, Tío Andrade.
Se hablaba de 350 millones de dólares para costear ese "remiendo" al reactor.
Y las familias destruídas, esas sí que no tienen precio.
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