"No es segundo entre todos los grandes hoteles balnearios del mundo.
Es el primero: el más colosal, el más completo y de mayor confort (...)
En esta obra colosal hay invertidos un montón de millones y pasarán muchas decenas de años antes de que en toda Sud América se haya hecho otro igual."
En estos términos era como presentaba al Hotel Argentino de Piriápolis un folleto propagandístico de la época. Y no era para menos.
La piedra fundamental de este hotel fue colocada en 1920, con la presencia del presidente Baltasar Brum y en medio de una fiesta popular de enormes proporciones, donde Piria habilitó trenes gratis desde Montevideo, Pan de Azúcar, San Carlos, Maldonado, Rocha y otros puntos.
Los visitantes eran recibidos con un banquete enteramente gratuito, servido en el Parque Gomensoro, que se encontraba por entonces detrás del hotel. Les esperaba allí un buen asado y postres de todo tipo.
Charlando animadamente con el Dr. Brum se veía a un hombre mayor, de traje y chaleco oscuros, con un notorio reloj con cadena en uno de sus bolsillos: no era otro que Francisco Piria.
El 24 de diciembre de 1930 se inauguraría esa maravilla. Asumía una capacidad para 1.200 pasajeros y contaba con muchos refinamientos: vajilla alemana, muebles austríacos, cristales de Checoslovaquia, lencería italiana y hasta un chef traído de Monte Carlo.
La propaganda de la época apuntaba a clientes tanto uruguayos como argentinos, destacando que: "Todos los días a las 9:05 de la mañana sale de la calle Río Negro, estación principal, el ferrocarril que va a Piriápolis.", o bien: "Todas las mañanas salen de la Dársena los grandes y numerosos autobuses que conducen a los pasajeros que, desde Buenos Aires, van a Piriápolis."
Francisco Piria era, sin duda, un hombre con habilidad comercial a la vez que gran inversor (de esos por los cuales suspiran los ministros de Economía de estos tiempos). Pero hay una interrogante que surge cada vez que se analiza cualquiera de sus emprendimientos: ¿había otra faceta oculta?, ¿quiso dejar mensajes herméticos a quienes fueran capaces de descifrarlos?
En el caso del Hotel Argentino, los símbolos son apreciables ya desde el momento en que se observa su planta: una "H" que es símbolo del planeta Urano (por su descubridor, Herschel), regente de Acuario:
Lo siguiente que llama la atención son los grifos o leones alados que se encuentran custodiando la entrada al hotel.
El origen de los grifos parece estar en Oriente, donde fueron representados frecuentemente en el arte persa, lo que llevó a identificarlos como animales emblemáticos de esa zona y de la sabiduría de sus magos. Asimismo, los persas solían ubicarlos a la entrada de sus palacios, en actitud de vigilancia.
Dicha cualidad les asignaron los griegos, pues les consideraban custodios del oro de los hiperbóreos.
La parte esencial de su simbolismo debe entenderse por el hecho de que los grifos participan de una doble naturaleza: águila y león, lo cual les hace pertenecer al cielo y la tierra por igual.
En los jardines del hotel se verán esculturas que aluden al mundo mitológico griego, así como una joven con un cántaro y una ninfa acuática (nuevamente, referencias a Acuario):
Ya dentro del hotel, se puede apreciar un vitraux que se separa en tres partes (una correspondiente a cada planta). Dos de ellas, correspondientes a los pisos altos, exhiben un simbolismo muy concreto: semejan una columna a través de la cual ascienden energías que hacen eclosión al llegar a su punto más alto:
Pero lo más interesante se encuentra en la escalera que asciende de la planta baja al primer piso: es un vitraux que nos muestra una fuente donde se hallan presentes delfines y una verdadera cascada de rosas.
Los delfines son animales de simbología muy rica. Las culturas cretense, micénica y grecolatina lo consideraron relacionado con la divinidad y símbolo del conocimiento. Además, tiene una doble naturaleza: vive en el agua, pero debe salir a respirar aire.
En cuanto a la rosa, es símbolo de la piedra filosofal. Algunos testimonios de antiguos alquimistas recalcan el hecho de que, al alcanzar la culminación de la Gran Obra, se percibe con claridad su inconfundible fragancia en el ambiente (al igual que el cristianismo asoció esa fragancia a las apariciones de la Virgen).
Se hallan rosas en el hotel tanto en el vitraux aludido como en otros detalles:
Más adelante, veremos que las rosas aparecen también en otras construcciones debidas a la dirección de Piria, lo cual indicaría, lisa y llanamente, que quiso dejar simbólico testimonio de haber alcanzado la Piedra Filosofal. Que no es poca cosa.
1 comentario:
amo tu blog! excelenteee
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