Toda esta pavada de los récords (a cual más tonto) y de las cosas que se hacen con tal de batirlos, tarde o temprano se iba a cobrar su precio.
Mientras escribo estas líneas, aviones y barcos continúan con la búsqueda de Adelir Antonio De Carli, un sacerdote de 42 años que el domingo pasado, después de oficiar misa, partió de Paranaguá (Brasil) en un intento de hacer un vuelo de 20 horas sostenido por globos de cumpleaños inflados con helio.
El sacerdote pretendía dirigirse hacia el oeste del estado de Paraná, pero se especula que los vientos le dirigieron en dirección contraria, hacia el mar. Habría derivado en principio hacia las poblaciones costeras de Penha y Picarra.
El último contacto con el improvisado aeronauta se efectuó unas siete horas después de su partida. Para ese entonces ya se encontraba sobre el mar.
Aviones militares divisaron y fotografiaron un racimo de al menos 50 globos posados sobre el mar, a unos 50 kilómetros al este de Florianópolis, pero no encontraron señales del sacerdote. Fuentes oficiales son cautamente optimistas sobre su destino, dado que existen muchas islas pequeñas en la zona y podría haber alcanzado alguna de ellas.
Ojalá algún día, después de aburrirse de todas estas pavadas, alguien se dedique a batir un récord de casas construidas, o de chicos sacados de la calle, o de abatimiento de la mortalidad infantil o de tantas cosas que realmente se precisan.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario