Herberts Cukurs nació en Letonia en el año 1900. Apasionado por la aviación, fue piloto, ingeniero aeronáutico y capitán en la fuerza aérea de su país.
Durante los años '30 se convirtió en aviador famoso, al realizar vuelos de larga distancia con aviones diseñados y construidos por él mismo.
Es así como cubrió en 1933, ida y vuelta, la distancia entre Riga (Letonia) y Bathurst (Gambia), volando más de 19.000 kilómetros.
En 1936 haría lo propio entre Riga y Tokio, volando más de 40.000 kilómetros.
Cuando la Segunda Guerra Mundial está en su apogeo, Cukurs se encuentra en el bando nazi, supuestamente cumpliendo tareas bastante diferentes de las que se esperan de un aviador.
Su rastro se pierde en 1945, cuando una Alemania en ruinas cede ante la presión de los aliados. Para entonces, Cukurs estaba acusado del genocidio de 30.000 personas en su tierra natal.
Se dice que huyó primero a Francia y de allí a Sudamérica, radicándose finalmente en Brasil, donde habría instalado una empresa de vuelos turísticos y mantenía un bajo perfil.
Sin embargo, un día traba amistad con un tal Anton Kunzis o Kunzle, quien se presentó como coterráneo de Cukurs. Este hombre le invitaría a visitarlo en Montevideo, donde (según le dijo) había oportunidades para ampliar la empresa de vuelos turísticos. Y Cukurs vino al Uruguay.
Lo siguiente que se sabe es que en marzo de 1965 llegó un telegrama a la Jefatura de Policía de Montevideo. Despachado en la ciudad de Bonn, el texto indicaba a la policía un lugar donde debían dirigirse para localizar un cadáver.
Los uniformados acudieron al punto señalado, un chalet en Shangrilá, donde efectivamente encontraron un hombre muerto dentro de un baúl, con el cráneo destrozado y acribillado a balazos: se trataba de Herberts Cukurs.
¿Qué se pudo averiguar? Que un tal Kunzis o Kunzle había contestado al aviso clasificado que ofrecía un chalet en alquiler en Shangrilá, propiedad de un hombre de apellido Denis.
Sin embargo, cuando fue a ver la vivienda no cerró el trato porque deseaba algo "más solitario y alejado para descansar". El señor Denis se ofreció a buscarle otra propiedad a cambio de una comisión y finalmente ubicó un chalet apartado que cubrió las expectativas, propiedad de un tal Jiménez.
La policía interrogó a los señores Denis y Jiménez, así como a todos los vecinos de las cercanías, pero jamás se pudo esclarecer nada y, menos que menos, ubicar al tal Kunzis o Kunzle.
Con el tiempo, se pensó que un comando israelí hubiese intentado perpetrar un secuestro similar al de Eichmann en Argentina, con la diferencia de que tal vez Cukurs se resistió y fue ultimado.
Pero un nuevo misterio se agregaría al misterio inicial: según el diario de Phillip Agee, quien fue agente de la CIA en Uruguay en esa época, los restos de Cukurs fueron cremados y la policía uruguaya entregó al hijo las correspondientes cenizas junto a una prótesis dental.
Para sorpresa de todos, el hijo y el dentista del difunto manifestaron que Cukurs jamás había usado prótesis alguna.
Y nunca se resolvió el enigma Cukurs.
3 comentarios:
muy interesante....
casi todos los ex nazis deben estar muertos para estas epocas no? dificil de investigar en que parte pueden estar, pero siemrpe se dice que hay muchisimos en argentina, que peron los dejaba entrar.
Estimada Alicia, tiene Ud. razón:
Casi todos deben estar muertos a estas alturas, la inmensa mayoría de ellos habiendo llevado vidas más o menos anónimas sin ser ubicados ni molestados en lo más mínimo.
Lo cual viene a significar que, aún en este mundo "globalizado" e interconectado en que vivimos, es posible permanecer oculto si se cuenta con los medios adecuados.
En cuanto a lo que me comenta Ud. de Argentina y Perón, es algo que he escuchado en más de oportunidad, de boca de investigadores, historiadores y documentalistas.
Y el hecho de que se hable una y otra vez del nazismo, contiene un mensaje claro: no es un tema superado ni mucho menos.
La verdadera estoria de Herberts Cukurs:
http://herbertscukurs.blogspot.com/
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