COLD CASE URUGUAY - TOLEDO

Toledo es una localidad del Uruguay que se encuentra en el Departamento de Canelones, apenas a 21 kilómetros de Montevideo. Inaugurada en 1889, recién se le reconoció como pueblo en 1928.
Mientras muchos de sus habitantes trabajan en la capital, otros cumplen actividades militares o vinculadas al Estado en la propia localidad.

Lugar tranquilo si los hay, se vio conmocionado en setiembre del año 2000, cuando fueron encontrados restos oseos en el edificio de oficinas del Vivero Nacional.

Un grupo de trabajadores se encontraba haciendo una serie de reparaciones cuando encontraron, detrás de un tabique de mampostería, dos cráneos humanos y una serie de huesos que, al parecer, pertenecían a un niño y un adulto.

En el escondrijo formado por la doble pared, fueron descubiertos además dos trozos de diarios, uno de ellos fechado el 28 de agosto de 1889 y otro el 2 de junio de 1890. Además, la calavera más grande presentaba la inscripción "22-V-39".

La historia nos dice que, en ese lugar, doña Ana Joaquina de Silva construyó una modesta vivienda y una capilla de ladrillos a la cal, con imágenes de San Elías, Santa Teresa y la Virgen María. Por eso se le llamaba al edificio "capilla Doña Ana".

Pertenecería luego a los Carmelitas, hasta 1870. Posteriormente, sería comprada por el Estado, a fin de instalar allí una escuela agraria. Y en 1911 pasó a ser Vivero Nacional (desde 1958, Vivero Alejandro Gallinal).
Las investigaciones de la Policía Técnica y de los forenses no dejaron dudas sobre un punto: los restos óseos databan del siglo XIX. Conforme los días iban pasando, se fueron conociendo muchas cosas más, que no hicieron sino ahondar el misterio:

Muchos lugareños entrados en años aseguraron que la historia de los huesos y las calaveras en una doble pared, era vox populi desde décadas. Es que, aparentemente, treinta años atrás otra cuadrilla de albañiles había picado la misma pared y realizado el macabro hallazgo, pero por causas desconocidas la volvió a tapiar sin comunicar el hecho a las autoridades.

Incidentalmente, se supo que una vez retirados los restos para su análisis, se encontró una puerta desconocida, para acceder a la cual se debió bombear agua que inundaba un sótano. Dicha puerta sería el principio de una intrincada red de túneles y pasadizos cuya finalidad se desconoce. Por de pronto, se descubrieron túneles hacia un aljibe y un sótano, que se prolongarían sin destino conocido.

Al día de hoy, poco más se sabe. El vivero fue declarado de interés patrimonial. Pero el suceso sigue siendo un enigma absoluto.