Mi primer historia de tiburones data de tres décadas atrás y, hasta el día de hoy, no sé si no fue bastante "trucha". Me la contó un compañero de liceo a la vuelta de unas vacaciones.
Este amigo en cuestión era muy buen nadador y se aventuraba bastante mar adentro.
Pues bien, contó que una tarde, nadando en una playa del este (ya atlántica), llegó hasta un "banco" de arena que, no sólo le permitía hacer pie, sino que era bastante alto: el agua le llegaba apenas a la altura de las pantorrillas.
Se sentó a descansar un poco antes de pegar la vuelta y se puso a mirar un barco que se dibujaba en el horizonte. En eso estaba cuando una agitación en el agua le hizo girar la cabeza hacia atrás.
Y cuál no sería su sorpresa cuando vio la clásica aleta triangular surcar el agua, para sumergirse de inmediato, en el mismo sitio donde el había nadado unos minutos atrás.
El tipo se pegó el susto de su vida. Y lo que nos hizo patente la veracidad de su historia fue que al contarla se puso pálido y casi se descompuso. ¿Por qué digo entonces que pudo ser "trucha"? Porque muchos opinaron que lo que había visto era una "tonina", un delfín de los que llegan a veces a nuestras costas. Nuestro profesor de Biología, entre tanto, se pronunció a favor de un cazón, que está en la familia de los tiburones. Por ahí quedó la cosa.
Segunda historia. Años más tarde, tuve una compañera de trabajo que se radicó en Australia, formando parte de la segunda o tercer oleada grande de uruguayos que se dispersaron en el exterior (para ser más exactos, después de la crisis del '82).
En una de las cartas que nos envió desde allí, contó que se había pegado terrible susto en una playa australiana. Andando en motos acuáticas con unos amigos, se detuvieron en el agua y entonces vio, para su horror, tres o cuatro aletas en las cercanías. Los demás la tranquilizaron como pudieron, mostrándole que, lo que veía, eran tiburones que estaban más allá de las redes de protección y no podían hacerles daño. Pero contaba que gritó hasta que la hicieron razonar.
Mi tercer historia ya es personal. Hace un par de años tuve la enorme suerte de viajar a Europa. Y en un oceanario de La Coruña que visité, había tiburones. Me instalé entonces, pacientemente, con mi cámara, a la espera de obtener una buena toma.
Pero los tiburones son rápidos y escurridizos, a la vez que no se mostraban (aparentemente) interesados en dar la cara. Finalmente, después de un buen rato, mi paciencia fue premiada y pude lograr esta toma:
Pero al disparar la cámara fue como si le hubiera "mojado la oreja" al bicho. El mismo tiburón que antes no lograba captar bien por su rapidez, de pronto se mostraba interesado en mi persona. Después de unos giros, se dirigió recto hacia mí:
Según mi esposa, "posó para la cámara". Pero yo creo que alcancé a vislumbrar una mirada turbia en sus ojos, como diciendo: "si no estuvieras detrás de ese vidrio, ya eras boleta".
Como sea, cuando volví al Uruguay y me puse a ordenar las fotos, al ver las de mi inesperado "amigo" me dio por averiguar algo más acerca de los tiburones y los ataques a humanos (éste no cuenta, porque fue un "ataque sicológico").
Descubrí varias cosas. Por de pronto, que hay personas que se dedican a registrar y mapear los ataques de tiburones:
Y también descubrí que el Uruguay es un país "libre de ataques", pese a que Brasil (sobre todo) y Argentina muestran lo suyo:
Los Estados Unidos son, por otra parte, los más afectados por el tema, con el Estado de Florida a la cabeza y un paraíso como Hawaii en segundo lugar (aunque lejos de las playitas de Miami, que parecen ser "restaurante para escualos"):
O sea: parece que los tiburones nos tomaron el gustito.
Indignado, decidí hacer algo en defensa propia. ¿Meterme en el agua armado de cuchillos, arpones y armas de aire comprimido, dirán ustedes? No, ni loco!!! ¡A ver si me morfan!
Mucho mejor (y más seguro) es poner alguna receta, para mostrarle a estos bichos quién es el que está al tope de la cadena alimenticia. ¡Pa' que aprendan!
Brochette de cazón y langostinos:
En un bols grande, colocar cuatro cucharadas soperas de aceite bueno, cuatro cucharadas soperas de jugo de limón, 1 diente de ajo machacado y una cucharadita al ras de orégano.
Salpimentar a gusto esa vinagreta y colocar en ella (al menos por media hora) 300 gramos de cazón cortado en dados y 250 gramos de langostinos grandes (limpios y pelados).
Aparte, pelar dos naranjas y cortarlas en gajos. Luego ir colocando en los pinchos de brochette el cazón, los langostinos y los gajos de naranja. Hacer a la plancha a fuego fuerte, cuidando bien que se dore parejo.
Se degusta con vino blanco (frío, obvio). Para el brindis previo a empezar la comida, se recomienda ensayar una risotada digna de Barbanegra, culminada con alguna frase del estilo:
¡Malditos escualos, ahí tienen su merecido!
(Pueden ser necesarias dos o tres copas de vino para lograr el efecto perfecto)
4 comentarios:
Pongo acá el coment que debió ir acá y puse allá por mirar unas nalgas posteadas por el Sr. Pelado en forma artera...
A mi me pasó algo como al pibe de la primer historia....
Haciendo "bodyboarding" en mis epocas juveniles en La Paloma venia barriendo de izquierda a derecha una ola muy buena cuando de repente veo que en la misma ola venian 4 o 5 tiburones al costado...
Fue tal el cagazo que pegué un viraje no sin antes rozar apenas a uno de ellos....
Sali del agua como un torpedo , con un susto negro...
Lo que me llamó la atencion fue que habia unos cuantos surfers experimentados que se reian en vez de ayudarme...
Resulto que eran "toninas" , que dicen que no no solo no hacen nada , sino que traen a los que se estan por ahogar hasta la costa.
Barbaro , todo bien pero el cagazo y el raspon que quedo en mi tabla "Madrid" recien comprada no me los saca nadie....jajajja
SALÚ !
Fonzi: creo que viste las nalgas de la modelo, después viste los tiburones....
....¡y asociaste con pegarle un mordisco a la chica, jajajajaja!!!!
uff calla calla que una vez entré por casualidad en una página que mostraba ataques de tiburones y por equivocación ví algunas fotos...tuve que irme pronto de allá pues me entró un sentimiento difícil de explicar y bueno, hasta ganas de vomitar me entraron y eso que estoy muy acostumbrada por mi profesión a ver cosas hasta bárbaras...pero no sé qué me entró, la verdad.
Mira que me gusta el agua (soy signo de agua) y bañarme en el mar...pues es algo casi obsesivo lo que me entra cuando me adentro demasiado: la imagen del tiburón rastreándome. Supongo que tuvo mucho que ver el que visionara (y me traumatizara) de pequeña la peli de Spielberg :S
por cierto, riquísima se ve la receta que colgaste y esto...¿no será venganza la de los tiburones la que nos tienen a los humanos por comernos a destajo a sus "hermanos"??? jajaja
un beso,
Mary
p.d.1: me gusta tu blog, muy variado y entretenido, te linko si me das permiso en mi "Date prisa que ya voy tarde", y así te tengo más a mano, espero tu respuesta ¿ok? ;)
p.d.2: "tonina" = atún ???
Mary: ya estás linkeada en mi blog y puedes agregarme cuando quieras en el tuyo.
Tenés razón sobre lo de Spielberg: después de la peli, mucha gente miró con aprensión lo que antes era natural y divertido.
Ah, casi me olvido: una "tonina" es para nosotros una especie de delfín que a veces visita nuestra costa (y ahora que lo pienso, no sé por qué les llaman así).
Un beso, Mary (y nada de ir mar adentro).
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